Un milagro es un evento sobrenatural que está más allá del poder del
hombre para realizar.
1 Reyes 18:36, 38, 39
“... Cuando llegó la hora de
presentar la ofrenda vegetal, se acercó el profeta Elías y dijo: --¡Oh Jehová,
Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en
Israel y que yo soy tu siervo; y que por tu palabra he hecho todas estas cosas!
Entonces cayó fuego de Jehová, que consumió el holocausto, la leña, las piedras
y el polvo; y lamió el agua que estaba en la zanja. Al verlo toda la gente, se
postraron sobre sus rostros y dijeron: ¡Jehová es Dios! ¡Jehová es Dios!”
Dios usó este milagro para hablar a los hombres que adoraban los ídolos
y revelárseles como el verdadero y viviente Dios.
El milagro es «un hecho producido por una intervención especial de
Dios, que escapa al orden de las causas naturales por El establecidas y
destinado a un fin espiritual» Es lógico que el Creador pueda actuar por encima
de las leyes naturales creadas por El mismo, cuando esa actuación no sea
contradictoria. Dios no puede hacer que un círculo sea cuadrado o que lo frío
sea a la vez caliente. Pero puede hacer que lo frío se haga repentinamente
caliente o que se suspenda por un tiempo la ley de la gravedad. Ahora bien,
para realizar esa acción extraordinaria, y tan poco habitual, debe existir un
motivo.
El milagro pasa así a ser signo de algo que Dios quiere manifestar a
los hombres.
Dios también ha revelado Su
voluntad a través de los milagros en la naturaleza. Una columna de fuego y una
nube en el cielo dio la dirección de noche y de día a la nación de Israel
cuando ellos viajaron a través del desierto:
Éxodo 13:21-22
“Jehová iba delante de ellos, de día
en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna
de fuego para alumbrarles, a fin de que pudieran caminar tanto de día como de
noche. La columna de nube nunca se apartó de día de delante del pueblo, ni la
columna de fuego de noche”
Qué nos hablan los milagros de Jesús.
Los milagros de Jesús nos hablan y testifican, representando una prueba de la verdad sobre quien es Jesús y
sobre su doctrina. Casi en los comienzos de su actividad, Jesús afirma de sí
mismo, que tiene el poder de Dios para perdonar los pecados, y para mostrarlo
realiza una obra digna de Dios y no del hombre: cura a un paralítico.
Tal vez le sorprenda saber que en los relatos bíblicos de la vida
terrestre de Jesús nunca se utiliza la palabra griega habitual para “milagro”.
Un término griego que en ocasiones se traduce “milagro” es dý·na·mis,
que significa literalmente “poder” (Lucas 8:46) y que también puede verterse
“habilidad” u “obras poderosas” (Mateo 11:20; 25:15). Según cierto erudito,
este vocablo “destaca el acto poderoso efectuado y, más particularmente, el
poder mediante el cual se realizó. Dicho acto se manifiesta como una expresión
del poder divino en acción”.
Otro término griego relacionado es té·ras, que suele traducirse como
“portento presagioso” o “prodigio” (Juan 4:48; Hechos 2:19). Esta expresión
recalca el efecto que produce en los observadores. Muy a menudo, la muchedumbre
y los discípulos quedaban atónitos ante las obras poderosas de Jesús (Marcos
2:12; 4:41; 6:51; Lucas 9:43).
Una tercera voz griega aplicada a los milagros de Jesús es sē·méi·on, o
“señal”. Esta palabra “se centra en el significado más profundo del milagro
—explica el teólogo Robert Deffinbaugh—. Las señales son milagros que
transmiten verdades acerca de nuestro Señor Jesús”.
Los milagros son señales de Dios queriéndonos hablar o decir algo
importante acerca de nosotros, el tiempo o la iglesia.
Marcos 2:1-12.
1Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que
estaba en casa.
2 E inmediatamente se juntaron
muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la
palabra.
3 Entonces vinieron a él unos
trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro.
4 Y como no podían acercarse a
él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo
una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
5 Al ver Jesús la fe de ellos,
dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
6 Estaban allí sentados algunos
de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones:
7 ¿Por qué habla éste así?
Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
8 Y conociendo luego Jesús en
su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por
qué caviláis así en vuestros corazones?
9 ¿Qué es más fácil, decir al
paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho
y anda?
10 Pues para que sepáis que el
Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al
paralítico):
11 A ti te digo: Levántate,
toma tu lecho, y vete a tu casa.
12 Entonces él se levantó en
seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se
asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
Las características
fundamentales que se descubren en los milagros que Jesús realiza son:
1.- En primer lugar nos
hablan de la importancia de la fe. Es más, Jesús exige la fe para que se
realice el prodigio. Tanto es así que la fe provoca milagros y la falta de fe
los hace imposibles.
Marcos 5:25-34.
25 Pero una mujer que desde hacía
doce años padecía de flujo de sangre,
26 y había sufrido mucho de muchos
médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba
peor,
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino
por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
28 Porque decía: Si tocare tan
solamente su manto, seré salva.
29 Y en seguida la fuente de su
sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
30 Luego Jesús, conociendo en sí
mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién
ha tocado mis vestidos?
31 Sus discípulos le dijeron: Ves
que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
32 Pero él miraba alrededor para ver
quién había hecho esto.
33 Entonces la mujer, temiendo y
temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante
de él, y le dijo toda la verdad.
34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha
hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
Marcos 6:1-4.
1 Salió Jesús de allí y vino a su
tierra, y le seguían sus discípulos.
2 Y llegado el día de reposo,[a]
comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían:
¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y
estos milagros que por sus manos son hechos?
3 ¿No es éste el carpintero, hijo de
María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí
con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él.
4 Mas Jesús les decía: No hay
profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su
casa.
5 Y no pudo hacer allí ningún
milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
6 Y estaba asombrado de la
incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.
2. En Segundo lugar otra cosa que nos hablan los milagros de Jesús es
que en ellos se demuestra que el Reino de Dios ha llegado.
Los milagros nos hablan, nos anuncian, nos testifican que el reino de
Dios ha llegado.
Lucas 7:21,22.
21 En esa misma hora sanó a muchos
de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la
vista.
22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id,
haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan,
los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a
los pobres es anunciado el evangelio.
Mateo 12:22, 23, 28
22 Entonces fue traído a él un
endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y
hablaba.
23 Y toda la gente estaba atónita, y
decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?
28 Pero si yo por el Espíritu de
Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de
Dios.
3. Los milagros es la voz de Dios al mundo diciendo que el reino de las
tinieblas ha caído.
Lucas 10:17,18
17 Volvieron los
setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu
nombre.
18 Y les dijo: Yo veía
a Satanás caer del cielo como un rayo.
4. Los milagros son también señales de la transformación interior que
se va a obrar en los espíritus.
26 Y arribaron a la
tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea.
27 Al llegar él a
tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía
mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros.
28 Este, al ver a
Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué
tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
29 (Porque mandaba al
espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había
apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas,
era impelido por el demonio a los desiertos.)
30 Y le preguntó
Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios
habían entrado en él.
31 Y le rogaban que no
los mandase ir al abismo.
32 Había allí un hato
de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en
ellos; y les dio permiso.
33 Y los demonios,
salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un
despeñadero al lago, y se ahogó.
34 Y los que
apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo
dieron aviso en la ciudad y por los campos.
35 Y salieron a ver lo
que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían
salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal
juicio; y tuvieron miedo.
Dios habla a través de los milagros y nos dice que se van a producir
cambios significativos en la vida de aquellos que oyen su voz entienden sus designios
y le obedecen.
6. Los milagros también nos
hablan de la conversión y del cambio de mente que ocurrirán en la persona que
experimenta el milagro y lo internaliza como obra de Dios.
De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas.
7. Los milagros son expresiones
del amor misericordioso de Dios por los hombres.
Vino a él un leproso, rogándole;
e hincada la rodilla, le
dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo:
Quiero, sé limpio.
(Mar 1:40-41 RV60)
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