Puede que el Señor nos hable por medio de las circunstancias. En medio
de las situaciones difíciles, debemos recordar que es más importante escuchar
la voz de Dios que sentirnos cómodos. Él usa las dificultades y el sufrimiento
para captar nuestra atención. Desea enseñarnos algo importante en cada evento
que vivimos. En vez de poner nuestra atención en la prueba, debemos preguntarle: “Señor, ¿qué deseas decirme
por medio de esta situación?”
A veces, Dios nos habla por medio de otras personas. Puede que venga en
la forma de una afirmación, confirmación, aliento, amonestación o advertencia.
Y el Señor puede usar a cualquiera que escoja para traernos su mensaje. Sin
importar de dónde provenga, debemos considerar en oración lo que nuestro Padre
celestial nos ha dicho.
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