Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a
Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá
lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. 1 Reyes 17:1
Y Eliseo dijo: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia
estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafar rey de Judá, no te
mirara a ti, ni te viera. 2 Reyes 3:14
Es
claro de la escritura que durante el tiempo que él anduvo aquí en la tierra, el
pueblo considero a Elías el principal de los profetas
Debido
que Eliseo fue el primogénito espiritual de Elías, es claro porque él dijo esta
misma frase que ha dicho Elías. Por estar junto con Elías tantos años,
trabajando juntos, viajando juntos, orando juntos, y viviendo juntos Eliseo
recibió la doble porción del espíritu de Elías. También, recibió mucho de su carácter,
sus manierismos, y su estilo de ministerio. No debe sorprendernos que Eliseo usara
la misma frase hablando de su relación con Dios.
Fíjate,
es muy específico lo que esta frase dice. No la encontramos escrita “en cuya presencia estuve,” ni “en cuya presencia estaré.” El profeta
dijo, “en cuya presencia estoy” por una razón, porque al momento que
habló estaba en la presencia de Dios.
Tenemos
que entender esto; Elías no estuvo
hablando de estar en la presencia de Dios durante su tiempo de oración; ni
hablando de estar en su presencia allá en el templo. Por otro lado encontramos que no estaba hablando
de un día en cual estaría en la presencia de Dios, allá en el cielo. Otra vez, el
lenguaje de la palabra de Dios es muy específico y en este caso, él estaba
hablando de estar en la presencia de Dios en aquel preciso momento.
Si
tomamos, por ejemplo, la primera cita
Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a
Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá
lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. 1 Reyes 17:1
Podemos
decir fácilmente que el palacio de Rey Acab fue en lugar de mucha iniquidad. No
es que solamente no sirvió a Dios, sino que también él y su esposa, Jezabel,
sirvieron a muchos otros dioses falsos. La Biblia nos menciona en capitulo 18
de del Primero de Reyes que la Reina tuvo ¡450 profetas de Baal, y 400 profetas
de Asera comiendo a su mesa! ¡Es claro que aquel palacio fue peor que cualquier
casa de narcotraficante, casa de prostitución, o cantina que podemos encontrar
hoy en día!
En
medio de todo de esta casa, el profeta declaró al rey, “en cuya presencia
estoy.” ¡Qué tan impactante! En una manera, u otra, él ha llevado la presencia
de Dios, cargándola con él, a este cubil de iniquidad.
Si
vamos a los lugares de oscuridad espiritual, no hay manera mejor que llevar la
presencia de Dios con nosotros. Necesitamos Su presencia allí más que cualquier
otro tiempo. Aunque lo buscamos en nuestros servicios de la iglesia, y queremos
sentirlo en nuestros tiempos tranquilos de oración; esta no hace la misma ayuda
a nosotros como cuando estamos en medio del campo de enemigo.
La
presencia de Dios habla al drogadicto.
La
presencia de Dios habla al niño de la
calle.
La
presencia de Dios habla al que está en la cárcel.
La
presencia de Dios habla a nuestra familia.
La
presencia de Dios te habla a ti y me habla a mí.
Podemos
estar delante de Él y aún sin el decir ninguna palabra podemos entender cosas
que fuera de su presencia nunca comprenderíamos. Se nos abren nuestros ojos,
Sólo al saber que Él está allí, sentimos que nuestra piel se eriza, sentimos
ganas de llorar, temblamos, Su presencia habla a nuestra mente, a nuestro
cuerpo a nuestros sentidos.
Su
presencia nos puede dar fuerzas, nos anima, nos motiva, nos consuela, nos
alegra y reconforta.
Pero
hay diferentes tipos de presencia.
Esta
la presencia en la cual estamos lejos, podemos sentir esa presencia pero solo
lo vemos y lo sentimos, es como cuando estamos viendo a una persona del otro
lado del rio.
Esta
la otra presencia es cuando cruzamos el rio y estamos más cerca de esa persona,
pero no hay comunicación efectiva, solo palabras comunes y corrientes.
La
presencia más fuerte es cuando conocemos a esa persona y ella nos conoce a
nosotros y podemos tener una comunicación más fluida, Dios siempre ha querido
una relación íntima con nosotros; no en la manera en la que el mundo piensa de intimidad, sino en una
relación íntima de corazón.
La
cosa es que cuando llevamos este tipo de PRESENCIA de Dios, o de Su Espíritu,
con nosotros, las cosas cambian. No tanto por lo que hacemos, sino por la
presencia que está con nosotros. Es la gran PRESENCIA de Dios que hace cambios
en las vidas, no la gran habilidad de un buen maestro, o un predicador ungido.
Tanto que echaban los enfermos por las calles, y los ponían en
camas y en lechos, para que viniendo Pedro, a lo menos su sombra tocase a
alguno de ellos. Hechos 5:15
¿Por
qué la gente quería que la sombra de Pedro tocará a los enfermos? ¿Había algo mágico
de la sombra de Pedro? ¿Ha sido ungida en una manera especial su sombra? La verdad,
la sombra de Pedro no tuvo nada que hacer con los resultados que ellos
buscaban.
No
fue por la sombra de Pedro que ellos fueron sanados, sino por la presencia de
Dios que Pedro cargaba. Al estar en aquella PRESENCIA fue bastante para
sanarlos, sin imposición de manos, ni una oración.
La
presencia de Dios a través de la sombra habló a la gente de que Dios quiere
sanarlas y ayudarlas.
Dios
habla al mundo a través de nosotros y de esta manera cuando estamos en su
presencia.
Somos
llamados “hijos de Dios.” Como hijos, tenemos algunos derechos y privilegios
que nos pertenecen. Igual como el hijo de un rey, hay cosas que podemos tener y
también podemos hacer que nadie otro puede.
Mas a todos los que le recibieron,
a los que creen en su nombre, les
dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (Juan 1:12 RV60)
Tenemos
permiso para entrar en la presencia de Dios; no como cualquiera que viene al
rey, sino como uno que tiene una buena relación con él. No hay necesidad para
tener temor para entrar en Su presencia, ni que llegamos gateando como
gusanitos, sino podemos entrar con confianza.
Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16.
Esto
nos muestra algo bien hermoso de nuestra habilidad para estar en la presencia
de Dios.
¿Por
qué el hijo de rey tiene este habilidad? Porque es hijo. Pero, la verdad es que
hay algo más que solo ser hijo. El buen rey sabe que vendrá el día en cual
tendrá que dejar su trono al hijo. Entonces, este derecho tiene un propósito
instructivo. Por estar sentado junto con su papá, aprenderá como el rey hace
sus decisiones, edictos, y negocios. También, aprenderá como son los consejeros
del rey, los varios ministros, y el funcionamiento del reino.
Por
esta relación íntima, el príncipe tendrá un conocimiento del corazón del rey
que nadie otro puede tener. Este conocimiento le ayudará cuando viene el día
que tiene que tomar el trono de su papa. Aunque probablemente tendrá también
sus propias ideas en cómo debe reinar, estas ideas serán basadas en la
experiencia que ha recibido sentado junto con su papa.
Igualmente,
el Rey de Reyes, nuestro Padre Dios, quiere que sentamos junto con El para
escuchar Su corazón. Así podemos aprender como reinar aquí en este mundo. Si no
lo hacemos, ¿cómo podemos esperar hacer los cosas en acuerdo con Su voluntad?
La
Llave a Su Presencia
Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con
alabanza: Alabadle, bendecid su nombre. Salmos 100:4
Abrimos
el portón del cielo por nuestras acciones de gracias. Luego, entramos a los
atrios del palacio de Dios por nuestras alabanzas. Finalmente, llegamos delante
de Su trono por bendecir Su nombre. ¿Qué es esto? Literalmente, es por nuestras
adoraciones. Esta es la llave para entrar en el cielo.
¿Sabe
qué? Te puedo garantizar que Satanás conoce esta llave. Sin embargo, estoy
igualmente confiado que él no puede usarla. ¿Por qué? Porque Satanás no quiere
alabar y adorar a nuestro Dios. En efecto, él quiere recibir esta alabanza y
adoración que damos al Señor.
Pues,
si es tan fácil entrar en la gran PRESENCIA de Dios, y tenemos un derecho para
hacerlo; ¿por qué no encontramos más creyentes cargando la PRESENCIA de Dios
con ellos? En efecto, es muy raro encontrar un creyente que verdaderamente
tiene la presencia de Dios con él. Muchos dicen que sí la tienen, pero no como
estoy hablando. Ellos piensen que tener la piel de gallina es una gran presencia de
Dios. Pero, ¡esto no es nada a lado de la PRESENCIA!
Aunque
tenemos derecho como hijos para entrar en la presencia de Dios, hay muchos
creyentes que son temerosos para entrar allí.
No
hemos cambiado desde el tiempo de Moisés. Cuando Dios dió los Diez Mandamientos
a Moisés, El también mandó que los Israelitas se acercaran a la montaña, para
ver unas manifestaciones de Su presencia. No pudieron poner pie sobre la
montaña, pero tuvieron de acercar.
Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron,
y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. Y Moisés respondió al
pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de
vosotros, para que no pequéis. Entonces
el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se
acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. (Exo 20:18-21 RV60)
Todavía
hay muchos en la iglesia que tienen este mismo temor. Ellos ven las
manifestaciones de la presencia de Dios y tiemblan, pensando de que entrando
allí pueden sacar algo de sus vidas. El problema es que lo que temen de perder
son cosas que necesitan perder. Pero. A ellos mismos, estas cosas son demasiado
valiosas para perder.
Entonces,
en vez de acercar a Dios, ellos piden a sus pastores, o a un evangelista, “Acércate
tú por nosotros, y quedamos aquí. Cuando regresas, compártanos lo que Dios te
ha dado. Pero, no queremos pagar el precio de acercar por nosotros mismos.”
¡Qué
triste! Con todo lo que Dios nos ha dado, y todo que El quiere dar, ellos no
quieren recibir. Están más interesados en mantener sus pecados escondidos que
tener una relación íntima con Papi Dios.
Obviamente,
Moisés recibió mucho más de los que pusieron de lejos. Igualmente hoy en día,
los que acercan a Dios reciben mucha más de los que queden afuera, esperando
“una palabra fresca.” Quizás reciben su palabra fresca, pero no les vale mucho
porque tampoco quieren pagar el precio necesario para aplicarlo a sus vidas.
Hay
un precio que pagar en tener la PRESENCIA de Dios. Sí, hay. La salvación es
gratis, pero todo lo demás cuesta. No nos cuesta financieramente, pero nos
cuesta en otras maneras. Más que todo, nos cuesta en lo que tenemos que dejar
para mantenernos en Su PRESENCIA. Siempre hay estas cosas que uno necesita
dejar; pero, por la verdad son cosas que nos benefician dejar; son cosas que no
nos ayudan, aunque nos agradan.
Si
queremos la gran PRESENCIA de Dios; a ser portadores de este PRESENCIA; a tener
la habilidad para decir, “en cuya presencia estoy” tenemos que tomar en cuenta
que habrá muchos cambios en nuestros vidas. Todo que no agrada a Dios tiene que
salir de nosotros, y el enfoque de nuestras vidas tiene que ser El. Tenemos que
cambiar como usamos el tiempo, para asegurar que hay bastante tiempo para
relacionarnos con El que nos amó (y todavía nos ama).
¿Por
qué hay muy pocos creyentes que tienen la PRESENCIA de Dios?
Porque hay muy
pocos creyentes que deciden pagar el precio para tenerlo. Lo demás que dicen
que quieren Su presencia, lo quieren barato. Pero, no hay manera “barata” para
encontrar Su PRESENCIA.
Buena
pregunta. Vamos a tomar unos minutos para examinar unas cosas que afectan
nuestra habilidad para vivir en la presencia de Dios.
Deseo
Lo
más obvio, y lo más básico es tener un deseo para la presencia de Dios. Uno que
no tiene el deseo no buscará. No podemos engañar a Dios en esto, Él es un
experto en ver el condición de nuestros corazones.
A
través de la historia había gente quienes buscaban a Dios por su propio
beneficio. Ellos no tuvieron interés en relacionarse con Dios por la relación,
sino por una bendición que buscaban de Él. El entendimiento de aquella gente
sobre nuestro Dios es tan superficial, que piensen de Dios como proveedor, y
nada más. No han entrado en un relación íntima con Dios. O, para ponerlo en
otra manera, buscaban la mano de Dios, en vez de buscar a Su rostro.
Cuando
buscamos nada más la mano de Dios, podemos encontrarlo. Dios está dispuesto a
juntar con ellos que solamente buscan su mano, pero es aún más dispuesto para
pasar tiempo con los que buscan Su rostro.
Dios
es más interesado en los que buscan Su rostro. ¿Por qué? Porque ellos son los
que aman a Dios. Igualmente como un padre que quiere dar al niño que le abraza,
Dios quiere dar a los que le adoran.
Hay
un verso en el evangelio de Juan que sale un poco diferente en ingles que como
sale en español. “Y sabemos que Dios no oye a los pecadores: más si alguno es
un adorador a Dios, y hace su voluntad, á éste oye” (Juan 9:31). En español la
parte subrayada dice: “temeroso de Dios” El problema con este traducción es que
los demonios son temerosos de Dios; aunque no le aman. Dios, como un padre,
escucha más a los que Le aman.
¿Por
qué los adoradores son tan importantes que Dios los oye?
Porque ellos son los
que viven una vida de expresar su amor hacia Él. Son la gente favorita de Dios.
En
el tiempo de Rey Asa (rey de Judá), Dios dio una profecía, de parte de un
profeta desconocido que es tan importante en nuestro entendimiento de la
presencia de Dios. El pueblo de aquel día lo aceptó con gozo y lo aplicó a sus
vidas, con mucho éxito. Si podemos hacer igual, creo que podemos tener el mismo
éxito.
Oídme,
Asa, y todo Judá y Benjamín: Jehová es con vosotros, si vosotros fueres con él:
y si le buscareis, será hallado de vosotros; más si le dejareis, él también os
dejará. 2 Crónicas 15:2
Del
cual juramento todos los de Judá se alegraron; porque de todo su corazón lo
juraban, y de toda su voluntad lo buscaban: y fué hallado de ellos; y dióles
Jehová reposo de todas partes. 2
Crónicas 15:15
¿Has
visto el éxito que tuvieron? Dice al fin de verso 15, “y dióles Jehová reposo
de todas partes.” A mí, esto suena como éxito. Por tener la presencia de Dios
con ellos, no tuvieron que batallar, tuvieron la paz.
El
nuevo testamento habla de este misma cosa. “Pedid, y se os dará; buscad, y
hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mat 7:7 y Lucas 11:9).
Pero, si lo leemos en griego,
trae un significado mucho más amplio. Los griegos dijeron orgullosamente,
“podemos decir más en una palabra de nuestro idioma, que otros pueden decir en
una frase. Entonces, si veremos este verso en el significado griego, lo
encontramos así: “Pedid, y continuas pidiendo, y se os dará; buscad, y sigues
buscando, y hallaréis; llamad, y continuas llamando, y se os abrirá.”
Cuando
lo leemos así, trae mucho más a nuestras vidas. No es suficiente que pedimos
una vez, o buscamos por un rato, o llamar a Dios solamente una vez. Si tenemos
un deseo por la presencia de Dios, formaremos un estilo de vida en cual estamos
haciendolo continuamente.
Otro
verso muy útil en entender este concepto es 2 Crónicas 16:9 – “Porque los ojos
de Jehová contemplan toda la tierra, para corroborar á los que tienen corazón
perfecto para con él.”
Pero,
si no somos perfectos, ¿cómo podemos tener un corazón perfecto? Buena pregunta.
Esto es uno de los lugares en escritura en cual sufrimos por el traducción. En
hebreo, la idea de perfecto aquí viene de la palabra “shalem.” “Shalem” es el
verbo por “shalom” que conocemos como “paz.” Es un verbo porque habla de una
acción, específicamente la acción de pagar todo de una deuda. Se refiere a la
paz completa que llega cuando uno por fin termina de pagar una deuda.
La
deuda que tenemos a Dios es para darle todo nuestro corazón. Así podemos ver en
este verso que Dios está buscando personas con corazones totalmente rendido y
entregado a Él.
Uno
que tiene un gran deseo por la presencia de Dios va a manifestarlo por tener un
corazón cien por ciento entregado a El. Los que no han llegado al cien por
ciento todavía no tienen este gran deseo. Están pensando de tener Su presencia,
pero no tienen el hambre que les motiva a dar todo a nuestro Dios.
Humildad
–
Porque
así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el
Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de
espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el
corazón de los quebrantados. Isaías
57:15
En
la iglesia, hablamos del “pecado original” como el pecado que hizo Adan, cuando
comió de la fruta del árbol del conocimiento del bueno y mal en el huerto de Ende.
Pero, por la verdad el acto de comer la fruta no fue el primer pecado, sino el
orgullo en los corazones de Adán y Eva que les motivaron a comer aquella fruta.
En efecto, el primer pecado es antes de esto, cuando
Satanás
levanto en rebelión, diciendo, “levantaré mi trono más alto de los estrellas de
Dios” (Isa 14:13).
Mirándolo
así, podemos decir con seguridad que el primer pecado fue el pecado de orgullo.
Dios no quiere nadie que anda en cualquier tipo de orgullo. ¿Por qué? Porque
cuando andamos en orgullo, no le permitimos ser Dios en nuestras vidas.
Al
aceptar a Jesucristo como Salvador, sin aceptarlo como Señor es un acto de
orgullo. Cuando lo hacemos, estamos declarándole, “Yo acepto lo que has hecho
para mi, como siervo mío. Pero, mantengo el lugar de Dios sobre mi propia
vida.” Esto es un acto de orgullo extremo. Déjame decirte, si Jesucristo no es
Señor en tu vida, tampoco es Salvador.
Dios
no visita a los orgullosos, porque ellos no le aceptan como el Dios Altísimo
sobre sus propias vidas. Quizás dicen que le aceptan, pero El no fija tanto en
nuestras palabras, como fija en la actitud de nuestros corazones. No podemos
engañar a Dios, Él puede ver claramente nuestros motivos y deseos.
Tristemente,
tenemos una gran problema en conocer nuestros propios corazones. Necesitamos la
ayuda del Espíritu Santo para examinarnos, y mostrarnos lo que tenemos en
nuestros corazones. Si no lo hacemos, nunca nos conocemos a nuestros mismos.
Somos
mandados a humillarnos en el Nuevo Testamento. No solamente somos mandados,
pero esto es tan importante a Jehová, que si no lo hacemos, El nos humillará.
Humillaos
delante del Señor, y él os ensalzará. Santiago
4:10
Porque
el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado. Mateo
23:12
No
se de ti, pero pienso es mucho mejor aprender como humillarme, en vez de
esperar que Dios me humillaré. Yo se que no es facíl, es una batalla constante.
En efecto, pienso que es más difícil para los que estan en el ministerio que es
por otra gente.
¿Por
qué digo es más difícil? Porque en el ministerio tenemos la lucha constante
entre ser humilde, y ser conocido. Si no somos conocidos, no tenemos
oportunidad para ministrar a la gente. Pero, por el otro lado, si intentamos de
levantarnos, para que podemos tener la oportunidad para ministrar a la gente,
Dios nos humillará.
El
gran secreto es enfocarnos en hacer la obra del Señor, esperando en humildad
por el día que el nos levantará. Esta requiere paciencia, una otra
característica que es difícil obtener. Pero, vale la pena, porque sin tener
humildad, no podemos tener Su presencia.
Pureza
–
Todos
sabemos que Dios no puede estar donde hay pecado. Pero, mientras que lo
sabemos, intentamos de rogar por Su presencia, sin ser puro. ¿Como podemos
pedir la presencia del Altisimo sabiendo que esta presencia no puede venir a
nosotros, por el pecado en nuestros corazones?
Creo
que esto es porque no recibimos más presencia de lo que necesitamos para tener
piel de gallina. Si Dios llega a nosotros con la penitud de Su gran PRESENCIA,
mientras que estamos andando en tanto pecado, no lo podemos aguantar. Hay un
precio que pagar si queremos tener la presencia de Dios, y una parte muy
importante de este precio es tener una vida santa, en cual El será comodo en
nuestra presencia.
Dios
mandó al pueblo de Israel, “seréis santo, porque yo soy santo” (Lev 11:44, 45,
20:26). Si este mandamiento aplica a ellos, que solamente tuvieron la presencia
de Dios en la columna de fuego/nube, ¿qué tanto más debemos ser santos, para
tener Su presencia en nuestros corazones?
La
santidad no es una mascara que metimos sobre nuestras vidas. Ni tampoco es una
serie de reglas, legalistas que obedecemos para “parecer” santos. La verdadera
santidad es algo de corazón. Se expresa por los actos que hacemos en el
exterior, pero se nace en el corazón.
Hay
muchos que han intentado parecer santos, pero sin tratar con sus corazones.
Otra vez, tengo que decir que no podemos engañar a Dios. Una apariencia de
santidad no cuenta por nada con El.
No
hay nada qué Dios ha pedido de nosotros qué no es para nuestro beneficio. No se
puede encontrar ningun mandamiento, en toda la Biblia, qué está escrito para el
beneficio de Dios, todos son para nuestro beneficio. Cuando obedecemos Sus
mandamientos, nos ponemos en el lugar en cual El puede bendecirnos; no
solamente bendecirnos, sino también visitarnos con Su presencia.
Cualquiera
que permanece en él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha
conocido. 7 Hijitos, no os engañe ninguno: el que hace justicia, es justo, como
él también es justo. 8 El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca
desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras
del diablo. 9 Cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado, porque su
simiente está en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 1
Juan 3:6-9
Creo
que estos versos son bien claros. Los que habitan en el Señor no hacen pecado.
Pero, por el otro lado, los que hacen pecado no son de Dios, son de diablo. Los
que intenten ser de Dios, mientras que estan continuando en su pecado son
mentirosos; no tanto a los otros, sino a ellos mismos. Ellos no pueden ver la
verdad de sus propios vidas, porque son ciegos.
Tristemente,
muchos continúan buscando la presencia de Dios, mientras que esconden pecados
en sus corazones. Se sienten frustrados, porque no reciben lo que quieren. No
quieren enfrentar sus problemas, pensando que están bien escondidos. Pero, Dios
los ve claramente.
Hay
otra parte de esto que tengo que mencionar. Dios tiene la sabiduria para saber
el peligro de visitar Su presencia a los que andan en pecado. El dijo a Moíses,
“No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá” (Ex 33:20).
No
es que el hombre muere porque la presencia de Dios es algo malo por nosotros, en
efecto es algo muy bueno. Pero, la PRESENCIA de Dios es tan santo, qeu destruye
cualquier pecado. Si somos santos, la PRESENCIA no nos lastima en ninguna
manera. Pero, si estamos llenos de pecado, la presencia de Dios mata a este
pecado. En el proceso, si no hay bastante santidad dentro de nosotros, podemos
morir por Su PRESENCIA.
Para
el creyente que está buscando tener una relación muy intima con Dios, Su
presencia nos ayuda. Cada vez que entramos en Su PRESENCIA, más y más de la
carne natural (como la naturaleza de carnalidad) muere, permitiendonos ser más
y más santos. Así la presencia nos ayuda grandemente. Pero, a los que no
quieren matar al varon carnal, les lastima.
Alabanza y Adoración –
Ya
he mencionado como la alabanza y adoración son la llave para entrar en la
presencia de Dios. Si esto es, y no lo usamos, ¿qué de nosotros?
Hay
mucha gente que cantan, pero pocos que adoran. No es adoración porque el
cantico es lento, o porque declaramos es un adoración. Ni es un adoración
porque el estilo de cantico, o las palabras son de adoración. Todas estas cosas
ayudan, pero no pueden hacerlo una adoración. Más que todo, lo que hace el
cantico una adoración es el corazón de persona cantando.
Es
muy raro encontrar un grupo de alabanza en una iglesia que son adoradores.
Muchos son músicos y cantantes. Ellos están allí porque se gozan en tocar y
cantar. Gusta estar delante del pueblo, y gustan aún más cuando la gente les reconozca
como miembros del grupo.
Igualmente,
es muy rara que los que tienen un ministerio como cantante son adoradores.
Primeramente vemos que no cantan canticos de adoración. Pero, otro vez, no
tienen el corazón. Ellos cantan para recibir el aplauso de la iglesia;
literalmente tomando la gloria que debe estar dado a Dios.
Marcos
Witt escribió un libro acerca de este fenómeno titulado, “¿Qué Hacemos con
estos Músicos?” Se trata en el libro con la problema de la iglesia en encontrar
verdaderos adoradores por el equipo musical de la iglesia. Es algo que tenemos
que aplicar a nuestras iglesias.
Una
vez que encontramos verdaderos adoradores para nuestro equipo de alabanza y
adoración, se causa un gran cambio de nuestros cultos. Esto es el primero paso
a transformar la congregación a ser adoradores. Ellos necesitan la ayuda de
gente ungida y llamado como adoradores, para que puedan aprender cómo ser
adoradores también.
En
una iglesia de adoradores, el tiempo donde encontramos más de la presencia de
Dios es al fin del tiempo de adoración. Fíjate bien, no estoy hablando de un
tiempo de canticos, estoy hablando de un tiempo de adoración. A cantar unos
coros, o himnos a Dios, sin tener el corazón de adorador no trae nada de Su
presencia. Solamente podemos adorar por verdad cuando la adoración es un
expresión de nuestro amor hacia Papi Dios.
Los
miembros de aquella iglesia pueden aprender más fácilmente como vivir en la
presencia de Dios. Por tener la experiencia de adoración profunda, aprenden
como ser adoradores, y lo hacen en privado también. Cuando necesitan la
presencia, saben cómo buscarlo por sus mismos.
Oración
La
verdadera oración, no de petición, pero de buscar el rostro de Dios, y la
verdadera adoración son muy parecidas. Hay solamente una línea muy delgada
entre los dos. A veces en nuestra oración nos encontramos de repente adorando a
Dios. Igualmente, hay tiempos en la adoración en cual empezamos a cantar un
oración.
En
ambos casos, la meta es igual, buscar el rostro de Dios. Dios nunca propuso la
oración solamente como una manera de pedir cosas de Él. En efecto, si
estudiamos el bosquejo de oración, el “Padre Nuestro” encontramos que la
oración de petición es la parte más breve. Al otro extremo, la parte de la
oración que es más grande es la parte que está glorificando a Dios, o lo que
podemos decir es adoración.
Jesucristo
nos explicó porque no tenemos que pasar mucho de nuestro tiempo de oración en
petición. Nos dijo, “No os hagáis, pues, semejantes á ellos; porque vuestro
Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” (Mateo
6:8). Pues, si Él sabe de nuestras necesidades antes que pedimos (y por la
verdad Él sabe mejor que nosotros, porque no podemos ver el futuro), ¿por qué
pasamos tanto tiempo pidiéndole?
A
pasar tanto tiempo pidiendo a Dios por nuestras necesidades, en vez de otros
tipos de oración muestra una falta de fe. Parece que pensamos que convencer a
Dios que El mueve para nuestro beneficio. Pero, no es así. El quiere mover para
nuestro beneficio.
No
estoy diciendo que nunca debemos pedir. Sí, tenemos que pedir. Pero, no debemos
enfocar en esta parte de la oración hasta dejar otros partes. Otra vez, tenemos
que regresar al bosquejo de oración. Creo que Jesucristo hizo esta oración
absolutamente perfecta. No solamente en lo que dijo en la oración, sino en cómo
lo dijo también. El orden de la oración es importante, igualmente como el
porcentaje de las palabras que fueron usadas por cada parte.
Es
de suma importancia que permitamos la guianza del Espíritu Santo en nuestras
oraciones. No me importa si creas en orar en lenguas, o no creas en esto; en
cualquier caso necesitamos la ayuda del Espíritu Santo. Es el que sabe cómo
debemos orar, mucho mejor que nosotros.
La
verdadera oración no es solamente el tiempo que apartamos para orar; es algo
que hacemos a través del día. Si, debemos tener un tiempo especial para orar,
pero no debemos limitarnos a este tiempo. El Señor nos prometió, “he aquí, yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). La
idea aquí no es solamente unos momentos por día, sino todo los momentos de
todos los días. Él no está con nosotros solamente en nuestro tiempo de oración.
Si está con nosotros, ¿por qué no Le hablamos?
Todos
los grandes ministros que he estudiado tuvieron vidas de mucha oración. Pasaron
horas por día buscando la presencia de Dios. Paul Yongi Cho, el pastor famoso
de la más grande iglesia en Korea, tiene el habito de pasar cinco horas por día
en oración. Hay muchos que le han preguntado, ”¿Como puede pasar tantos horas
en oración, mientras que tiene una iglesia tan grande? El siempre tiene la
misma respuesta, “No entiendes, si no paso tanto tiempo en oración, no puedo
cumplir todo que tengo que hacer. Pero, cuando oro mis cinco horas, Dios cumple
lo que tiene que cumplir.”
La
iglesia de Korea, no solamente la del pastor Cho es conocida por mucha oración.
También es conocida por mucho del poder y presencia de Dios. ¿Por qué? Por sus oraciones.
La oración profunda nos trae a la presencia de Dios.
Amado hermano, tengo qué decirte que en estos días Dios está buscando gente qué están dispuestas a pagar el precio para tener Su PRESENCIA. El mundo necesita este tipo de gente, para ir sanando y ganando los perdidos. Si no aceptamos esta llamada, El buscará los que le acepten.
Porque
los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para corroborar á los que tienen
corazón perfecto para con él. 2 Cronicas 16:9
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