domingo, 16 de octubre de 2016

LA MISERICORDIA DE DIOS



Alabad a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia
(Salmos 136:1).

            Dios merece ser muy alabado por esta perfección de su divino carácter. El salmista exhorta a los santos, tres veces en otros tantos versículos, a dar gracias a Dios por este adorable atributo. Y, en verdad, esto es lo menos que puede pedirse a los que se han beneficiado tan grandemente del mismo.
            Cuando consideramos las características de esta excelencia divina, no podemos dejar de bendecir a Dios. Su misericordia es “grande” (1 Reyes 3:6), mucha (Salmos 119:156), desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen (Salmos 103:17). bien podemos decir con el salmista: Loaré de mañana tu misericordia (Salmos 59:16).
            “Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente(Éxodo 33:19). ¿En qué se diferencian la “misericordia” y la “gracia” de Dios? La misericordia nace de la bondad de Dios.
            La primera consecuencia de la bondad de Dios es su benignidad o merced, por la cual da libremente a sus criaturas como tales; por eso ha dado el ser y la vida a todas las cosas. La segunda consecuencia de la bondad de Dios es su misericordia, la cual denota la pronta inclinación de Dios a aliviar la miseria de las criaturas caídas. Así, pues, la, “misericordia” presupone la existencia del pecado.
            Aunque no pueda ser fácil a primera vista percibir una diferencia real entre la gracia y misericordia de Dios, nos ayudará a ello el estudio detenido de su proceder con los ángeles. El nunca ha ejercido misericordia en éstos, porque nunca han tenido necesidad de ella al no haber pecado ni caído bajo los efectos de la maldición. Aun así, son objeto de la gracia soberana y gratuita de Dios. En primer lugar porque los escogió de entre la raza entera angélica (1 Timoteo 5:21). En segundo lugar, y a consecuencia de su elección, porque Dios los preservó de la apostasía cuando Satanás se rebeló y se llevó consigo una tercera parte de las huestes celestiales (Apocalipsis 12:4).
            En tercer lugar, al hacer de Cristo su Cabeza (Colosenses 2:10 y 1 Pedro 3:22), por lo que están asegurados eternamente en la condición santa en la que fueron creados. En Cuarto lugar, debido a la elevada presencia inmediata de Dios (Daniel 7:10), servirle constantemente en el templo celestial, y recibir cometidos honorables de él (Hebreos 1:14). Esto representa gracia abundante hacia ellos, pero no “misericordia”.
            Al tratar de estudiar la misericordia de Dios según se nos presenta en las Escrituras, necesitamos hacer una distinción triple para “trazar bien la palabra de verdad”. Primeramente, hay una misericordia general de Dios, que se extiende, no sólo a todos los hombres, creyentes y no creyentes, sino también a la creación entera: Sus misericordias sobre todas sus obras (Salmos 145:9). El da a todos vida, y respiración, y todas las cosas (Hechos 17:25).
            Dios tiene compasión de la creación irracional en sus necesidades y las suple con la provisión apropiada.
Segundo, hay una misericordia especial que Dios ejerce en los hijos de los hombres, ayudándoles y socorriéndoles a pesar de sus pecados. A éstos, también, Dios da lo que necesitan: “hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueva sobre justos e injustos” (Mat. 5:45).
Tercero, hay una misericordia soberana que está reservada para los herederos de la salvación, y que les es comunicada por el camino del pacto, a través del Mediador.
            Si nos fijamos un poco más en la diferencia entre las distinciones segunda y tercera que hemos mencionado, notaremos que las misericordias que Dios otorga a los impíos son de naturaleza puramente temporal; es decir, se limitan estrictamente a la vida presente. La misericordia no se extenderá, para ellos, más allá de la tumba: Aquél no es pueblo de entendimiento; por tanto su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó (Isaías 27:11). Pero, en este punto, puede presentarse una dificultad a algunos, a saber: ¿No dice la Escritura que para siempre es su misericordia”? (Salmos 136:1).
            Hay dos cosas a tener en cuenta con referencia a esto. Dios no puede dejar jamás de ser misericordioso porque ésta es una cualidad de la esencia divina (Salmos 116:5); pero el ejercicio de su misericordia es regulado por su voluntad soberana. Esto ha de ser así, porque no hay nada ajeno a sí mismo que le obligue a actuar de una forma u otra; si hubiese algo, ese “algo” sería supremo, y Dios dejaría de ser Dios.
            Es sólo la gracia soberana la que determina el ejercicio de la misericordia divina. Dios lo afirma categóricamente en Romanos 9:15: Mas a Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia. No es la desdicha de la criatura la causa de la misericordia de Dios, ya que nada ajeno a sí mismo puede influir en él. Si Dios fuese influido por la degradante miseria de los pecadores leprosos, los limpiaría y salvaría a todos.
            Pero no lo hace así. ¿Por qué? Simplemente, porque no es su agrado y propósito el hacerlo. menos aún pueden ser los méritos de la criatura los que hagan que él conceda sus misericordias sobre ella, porque el hablar de ‘misericordias’ merecidas sería una contradicción. No por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó (Tito 3:5); una es directamente opuesta a la otra.
            Ni son tampoco los méritos de Cristo los que mueven a Dios a otorgar sus misericordias sobre los elegidos: “a través” o a causa de la tierna misericordia de Dios, que Cristo fue enviado a su pueblo (Lucas 1:78). Los méritos de Cristo hicieron posible que Dios, justamente, concediera misericordias espirituales a sus escogidos, al haber sido satisfecha plenamente la justicia por el Fiador. No, la misericordia proviene solamente de la propia voluntad soberana de Dios. Por otra parte, aunque sea verdad, bendita y gloriosa verdad, que la misericordia de Dios “permanece para siempre”,
Debemos observar detenidamente a quienes es mostrada su misericordia. Aun el arrojar a los reprobados al lago de fuego es un acto de misericordia.
Debemos considerar el castigo de los impíos desde tres puntos de vista.
Desde el punto de vista de Dios, es un acto de justicia, que vindica su honor. La misericordia de Dios nunca se muestra en perjuicio de su santidad y justicia.
Para los impíos, será un acto de equidad el hacerles sufrir el castigo debido a sus iniquidades.
Pero, desde el punto de vista de los redimidos, el castigo de los impíos es un acto de misericordia indecible.
            ¡Qué terrible sería si el presente estado de cosas continuara para siempre; si los hijos de Dios tuvieran que vivir rodeados de los hijos del diablo! Si los oídos de los santos tuvieran que escuchar el lenguaje sucio y blasfemo de los reprobados, el cielo dejaría de ser cielo al momento. ¡Qué misericordia muestra el hecho de que en la Nueva Jerusalén no entrará ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira(Apocalipsis. 21.27).
            Para quien escuche, no piense que en lo dicho al último hemos dejado volar nuestra imaginación, apelemos a las Sagradas Escrituras como prueba de lo que hemos dicho. En el Salmo 143:12 encontramos a David orando así: Y por tu misericordia disiparás mis enemigos, y destruirás todos los adversarios de mi alma: porque yo soy tu siervo.
            También en el Salmo 136:15 leemos que Dios arrojó a Faraón y a su ejército en el mar Rojo, porque para siempre es su misericordia. Fue un acto de venganza sobre Faraón y los suyos, pero, para los Israelitas, fue un acto de misericordia”. Y otra vez, en Apocalipsis 19:1-3, leemos: Oí una gran voz de gran compañía en el cielo, que decía: Aleluya; Salvación y honra y gloria y potencia al Señor Dios nuestro. Porque sus juicios son verdaderos y justos; porque él ha juzgado a la grande ramera, que ha corrompido la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Y otra vez dijeron: Aleluya. Y su humo subió para siempre jamás”.
            Por lo que acabamos de ver, notemos qué vana es la esperanza presuntuosa de los impíos, quienes, a pesar de su constante desafío a Dios, cuentan con que El será misericordioso. Cuántos de éstos hay que dicen: “No creo que Dios me eche jamás al infierno; es demasiado misericordioso”. Tal esperanza es como una víbora que, se anida en el pecho, les causará la muerte.
            Dios es un Dios de justicia tanto como de misericordia, que ha declarado de forma categórica que de ningún modo justificará al malvado (Éxodo 34:7). Sí, él ha dicho que los malos serán trasladados al infierno, todas las gentes que se olvidan de Dios (Salmos 9:17). No importa que los hombres digan: No creo. Es igualmente cierto que los que descuidan las leyes de la salud espiritual sufrirán para siempre la segunda muerte.
            Es muy grave ver cuántos hay que abusan de esta perfección divina. Continúan despreciando la autoridad de Dios, pisoteando sus leyes, viviendo en pecado, y, así y todo, se precian de su misericordia. Sin embargo, Dios no será injusto para consigo mismo. El muestra misericordia para el impenitente (Lucas. 13:3). Es diabólico seguir en pecado, y, aun así, contar con que la misericordia divina perdona el castigo sin arrepentimiento.
            Es como decir: Hagamos males para que vengan bienes”; de los que así hablan, está escrito: La condenación de los cuales es justa (Romanos 3:6). Tal presunción será frustrada; leamos cuidadosamente Deuteronomio 29:18-20. Cristo es el propiciador espiritual, y todos los que desprecian y rechazan su autoridad perecerán en el camino, cuando se encendiere un poco su furor (Salmos 2:12).
            Sea nuestro último pensamiento el de las misericordias espirituales de Dios para su propio pueblo. Grande es hasta los cielos tu misericordia (Salmos 57:10). Las riquezas de la misma trascienden nuestros pensamientos más sublimes. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen (Salmos 103:11). Nadie puede medirla.
            Los elegidos son llamados “vasos de misericordia” (Romanos 9:23). Fue la misericordia la que los vivificó cuando estaban muertos en pecado (Efesios 2:4,5). La misericordia los salvó (Tito. 3:5). Su grande misericordia los regeneró para una herencia eterna (1 Pedro 1:3). Y, por último, el tiempo nos faltaría para hablar de la misericordia que conserva, sostiene, perdona y provee. Para los suyos, Dios es el Padre de misericordias (2 Corintios 1:3).

domingo, 2 de octubre de 2016

EL PODER DE JESUS.



Marcos 16:15-18. RV60.

(15)  Y les dijo:  Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
(16)  El que creyere y fuere bautizado,  será salvo;  mas el que no creyere,  será condenado.
(17)  Y estas señales seguirán a los que creen:  En mi nombre echarán fuera demonios;  hablarán nuevas lenguas;
(18)  tomarán en las manos serpientes,  y si bebieren cosa mortífera,  no les hará daño;  sobre los enfermos pondrán sus manos,  y sanarán.


a. Poder de Jesús para echar fuera demonios, sanar,protegernos del enemigo.

b. Poder Para sujetar toda potestad en su nombre (Fil 2 : 9-11)


c. Poder para perdonar nuestros pecados. Mateo 9:6
d. Poder Para Interceder ante el Padre. 1 Juan 2:1.
e. El Poder de Su Sangre.
f. El poder de Su Nombre.
g. El Poder de sus Palabras.
h. El Poder de sus llagas.
i. El poder de sanar.
j. El Poder de caminar sobre las olas.
k. El poder sobre los elementos naturales, tormentas.
o. El poder de resucitar a los muertos.
p. Poder para multiplicar alimentos, cosas materiales.
q. Poder para encontrar dinero.
r. Poder contra la tentación.
s. Poder Para liberar de maldiciones, ataduras, demoios, espíritus, pecado.
t. Poder Para conocer el corazón y las intenciones de las personas.
v.Poder Para Juzgar y Condenar.
w.Poder Para abrir los sellos
x.Poder para defender como abogado.
y. El Poder de la Sal de Cristo.


a. Poder de Jesús para echar fuera demonios, sanar,protegernos del enemigo.


b. Poder Para sujetar toda potestad en su nombre (Fil 2 : 9-11)


c. Poder para perdonar nuestros pecados. Mateo 9:6
d. Poder Para Interceder ante el Padre. 1 Juan 2:1.
e. El Poder de Su Sangre.
1. Por medio de Su sangre recibimos el perdón de nuestros pecados.
"Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados."
Mateo 26:27-28

"Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados."
Colosenses 1:13-14

2. Por medio de Su sangre somos lavados completamente y continuamente
"Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre"
Apocalipsis 1:5

"Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado."
1Juan 1:7

"Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión."
Hebreo 9:21-22


3. Por medio de Su sangre somos comprados, rescatados y liberados para nuestro Dios 
"Para la alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia"
Efesios 1:7

"El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados."
Col. 1:13-14

"Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios."
1Pe. 1:18-21

"Estén, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estén otra vez sujetos al yugo de la esclavitud.
Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; solamente que no usen la libertad como ocasión para la carne (deseos egoístas), sino sírvanse en amor los unos a los otros.  Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Gálatas 5:1,13-14

4. Por medio de Su sangre somos justificados considerados inocentes ante Dios. 
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios."
Romanos 5:1-2

"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira."
Romanos 5:8-9

"Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado."
Gálatas 2:15-16

"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."
Efesios 2:8-9

5. Por medio de Su sangre nuestras conciencias son limpiadas.
"¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?"
Hebreos 9:14

"Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura."
Hebreos 10:19-22
6. Por medio de Su sangre podemos vencer al enemigo.
"Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte."
Apocalipsis 12:11

"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Hebreos 2:14-15

"Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén."
Hebreos 13:20-21

7. Por medio de Su sangre somos parte del Nuevo Pacto de Dios.
Jesús les dijo: "De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente."
Juan 6:53-58

"Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.  De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama."
Lucas 22:20

"Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí."
1Corintios 11:25

8. Por medio de Su sangre somos hechos linaje de Dios y somos de la Familia y del pueblo de Dios.
"Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.  Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios."
Efesios 2:18-19

"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."
1Pedro 2:9

"Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.  Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, Su padre, a Él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos.  Amén."
Apocalipsis 1:5-6
8. “Por la sangre de cristo soy santificado”.
“Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta” (Hebreos 13:12). Al confesar que por la Sangre de Jesús fuimos santificados, decretamos que Su carácter santo está en nosotros.
Haga de la confesión de la Sangre su estilo de vida y de oración.


f. El poder de Su Nombre.
Juan 16:23-24
En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
En Mi Nombre” comunica la impresión de “un poder”. Nosotros estamos conscientes de que por causa de alguna enfermedad o muerte de alguien, podemos realizar transacciones y negocios por medio de un documento legal, este documento  tiene el nombre  de “poder”, en otros países se le llama “el poder del abogado”.
Jesús es el Hijo del Dios Eterno y le pertenece todo que posee su Padre. Al momento de morir él nos dejó  un poder con valor legal delante de la Corte de los cielos. Dios es el Juez de todos, Jesús es nuestro Abogado, sentado a la derecha del Padre, y está ayudándonos en la defensa de nuestro caso en la corte celestial.
Así cuando nosotros oramos ante la corte celestial demandando algo y el “poder” otorgado (Nombre de Jesús) es traído a colación, Jesús recuerda a su Padre que eso es un asunto legal y que el mismo ya fue saldado con su Sangre. Así esta demanda no puede ser denegada a menos incumpla con las reglas  universales de la oración. Hay reglas para una oración de éxito y hay obstáculos que impiden que una oración sea contestada. Pero de una cosa estamos seguros que Jesús y su Padre  oyen las oraciones que llevan Su nombre.
Mateo 28:18
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo
Él declaró que tenía todo poder y autoridad, esta autoridad y poder él la dio para  ir a todas las naciones, esto es lo que nosotros llamamos “autoridad delegada”, esto también lo podemos ver en Marcos 16:15,17-18.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura...Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

Él dijo que usaran Su  poder” legal con Su autoridad delegada. Él deseaba que ellos continuaran haciendo  las cosas que Él hacia aún después de su partida. Esta autoridad nos recuerda que Su trabajo en la tierra puede continuar. Así que estas cosas no son nuestro maravilloso trabajo, sino la continuación del “poder” de Su Nombre. Jesús dijo que era el Padre quien hacia el trabajo a través de Él, y que su trabajo era glorificar al Padre. Su Nombre continua trayendo la gloria al Padre a través del trabajo que nosotros hacemos o cuando oramos en el Nombre de Jesús.
Mucha gente en el pasado y el presente ha invocado por el Nombre de Jesús, pero aquí no hay una cualidad mágica en el Nombre. El Nombre de Jesús motiva que el cielo  preste atención no porque hay algo inherente en el Nombre, sino por la misma Persona de Jesucristo. Su trabajo sacrificial en la cruz  y la apertura de los accesos al mundo espiritual para todos los hombres fue Su mayor realización.
Kenneth Hagin en su libro El Nombre De Jesús trae a la vista un nuevo entendimiento de cómo Jesús llegó a tener ese nombre. Algo de esta visión es que Jesús recibió Su Nombre  por  herencia,  por asignación y por conquista.



Un Nombre Por Herencia
Hebreos 1:4-5
hecho tanto superior a los ángeles cuanto que heredó más excelente nombre que ellos.
¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
«Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy»,
y otra vez:  «Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí»?

Porque lo Justo como Hijo de Dios; es heredar un Nombre que podía sostener el poder del cielo. Cristo ya existía como la Palabra(el verbo) antes del comienzo en Juan 1 nos dice esto. Pero Jesús vino a la tierra en cuerpo humano. Recuerdas que Él se despojó a sí mismo de honor y  gloria cuando el vino a la tierra. Él solicitó al Padre la gloria que era de Él  y le fue restaurada con majestad y honor en la presencia de Dios, igualmente como la tenía con Dios antes de la fundación del mundo. Su nombre entonces lleva por herencia el poder que sostiene ahora.
Filipenses 2:9-11
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Un Nombre Asignado
Su Nombre fue otorgado, asignado o dado a Él, un Nombre reservado exclusivamente para Él, un plan y un propósito para usar este extraordinario Nombre. Kenneth Hagin dice, “Dios no solo le dio a Él un Nombre extraordinario ante el cual los tres mundos debían confesar Su Señorío, sino que Dios le colocó a Él en el más alto lugar en el universo, y fue justamente a Su propia mano derecha, y le hizo ser cabeza sobre todas las cosas”

Marcos 14:61,62
El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo
Hechos 5:31
A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.
Romanos 8:34
...Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Efesios 1:16-23
para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Él Recibió El  Nombre  Por Conquista.
Él despojó, quitó o arrancó,  el poder al diablo y de esa forma él pudo  derrotar e imponerse sobre  aquellos poderes y tomar las llaves del infierno y de la muerte. Ahora nosotros podemos ser trasladados dentro de Su Reino. Trasladado significa transferido, llevado, intercambiado. Jesús quiere hacer el intercambio del Reino, transferir su poder y llevarnos a Su Reino aquí y ahora y por la eternidad. Él pagó el precio y el poder de Su nombre hizo el resto.
Colosenses 2:15
y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
Colosenses 1:13
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo
Apocalipsis 1:17,18
...yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

Jesús dijo que usaran su  Nombre y Pablo nos animó a hacer todas las cosas en el Nombre de Jesús.
Juan 14:13-14
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
Colosenses 3:17
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Usted puede tener un nuevo entendimiento de lo que el Nombre puede hacer. La gente puede ser sanada por fe en el Nombre o al ser ungida con aceite en el Nombre, la Iglesia usaba el Nombre con gran autoridad, la Salvación es en ese Nombre y las alabanzas ascienden al Padre en el Nombre de Jesús. Gran poder reside en el Nombre de Jesucristo.
Hechos 3:16
Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
Santiago 5:14
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Hechos 3:6
Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.

Hechos 4:12
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Hebreos 13:15
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
“Vivir y orar en el Nombre de Jesús significa mucho más que vociferar cinco palabras al finar de la oración. Mover el Nombre de Jesús a través de la oración es pararse cada día y vivir dentro del poder de lo que Jesús es y representa.”

g. El Poder de sus Palabras.
"Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, y producen la semilla para sembrar y el pan para comer,  así también la palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino que hace lo que yo quiero y cumple la orden que le doy". Isaías 55: 10-11
La Biblia enseña que Jesucristo no sólo creó el universo sino que lo sustenta.  Según Hebreos 1:3 Cristo sustenta “todas las cosas con la palabra de su poder”, y en Colosenses 1:17 el apóstol Pablo afirma que Cristo “es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”.
Jesucristo hace funcionar el universo en perfecta armonía.  ¡Qué potencia tan increíble se requiere para cumplir esa tarea!
Según los científicos, nuestro planeta pesa seis mil seiscientos millones de trillones de toneladas. Sin embargo, la Tierra flota alrededor del Sol como si fuera una pluma y siempre a su tiempo preciso.  La Tierra da vueltas sobre su eje a más de mil millas (1.600 Km) por hora, pero nada sale volando.  Aún la atmósfera se mantiene en su lugar y las aguas de los mares conservan sus límites.  Con razón Job 26:7-8 afirma que Dios “extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada. Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de ellas” Esta fuerza misteriosa que mantiene a todo el universo en equilibrio se conoce como la ley de la gravedad. Ella mantiene a la Tierra en perfecta órbita alrededor del Sol, con una precisión matemática digna de admiración.  Es como si un brazo oculto dirigiera a la Tierra alrededor del Sol.
La descripción que hace Pablo de Cristo en Colosenses 1.15-20 revela con su admirable descripción de la suficiencia y la grandeza de la palabra del Salvador. En este breve pasaje, Pablo usa la palabra todas siete veces para enseñar que el Señor Jesús es supremo en poder y sabiduría.
El versículo 16 nos dice: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles”. Y Juan 1.3 añade que nada llegó a existir aparte de Jesús, por lo que podemos estar seguros de que Él no comenzó con alguna forma de materia para hacer todo lo que llena el universo. Hebreos 11.3 explica cómo lo hizo: “El universo fue constituido por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. Cristo lo creó todo con su palabra, y su energía no se redujo en absoluto. Siguió siendo omnipotente después que terminó todo, porque el Señor Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre.
Para tener una perspectiva de la obra de nuestro gran Salvador, lo único que tenemos que hacer es levantar los ojos al cielo en una noche oscura y despejada. Con frecuencia pasamos el tiempo bajo techo enfocados en las cuestiones terrenales. Estamos, por lo general, tan ocupados corriendo de un lado a otro, que no nos detenemos para maravillarnos con el grandioso despliegue nocturno de Cristo.
Él colgó cada una de ellas en el espacio y las mantiene en el hueco de su mano; por tanto, el universo se mueve de acuerdo con el orden preciso establecido por el Señor: “Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Col 1.17). El Hijo de Dios mantiene la órbita de la Tierra alrededor del Sol, y hace que ella gire todo el tiempo sobre su eje en el ángulo y a la velocidad exacta para sostener la vida. Todo lo que Cristo creó está bajo su soberano y todopoderoso control.
La paz y la confianza vienen cuando finalmente comprendemos que Cristo es quien nos sostiene, y que nunca nos soltará.
Nadie es más suficiente, más poderoso o más misericordioso que su poderoso y majestuoso Salvador. Jesucristo tiene todo el poder creador y sustentador para encargarse de cualquier cosa que usted esté enfrentando. Él quiere que deje de inquietarse; así que, haga una lista de todo lo que sabe acerca de Él. Lea cada una de esas verdades maravillosas, y descanse en el conocimiento de que Él tiene cuidado de usted, y de que dará respuesta a todas sus necesidades de acuerdo con su buena voluntad.

h. El Poder de sus llagas.
i. El poder de sanar.
j. El Poder de caminar sobre las olas.
k. El poder sobre los elementos naturales, tormentas.
o. El poder de resucitar a los muertos.
p. Poder para multiplicar alimentos, cosas materiales.
q. Poder para encontrar dinero.
r. Poder contra la tentación.
s. Poder Para liberar de maldiciones, ataduras, demonios, espíritus, pecado.
t. Poder Para conocer el corazón y las intenciones de las personas.
v.Poder Para Juzgar.
w.Poder Para abrir los sellos
x.Poder para defender como abogado.
y. El Poder de la Sal de Cristo.
(Luk 2:12 RV60)  Esto os servirá de señal:  Hallaréis al niño envuelto en pañales,  acostado en un pesebre.

Eze 16:4  Y en cuanto a tu nacimiento,  el día que naciste no fue cortado tu ombligo,  ni fuiste lavada con aguas para limpiarte,  ni salada con sal,  ni fuiste envuelta con fajas.
(Mat 5:13 RV60)  Vosotros sois la sal de la tierra;  pero si la sal se desvaneciere,  ¿con qué será salada?  No sirve más para nada,  sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.


(Mar 9:49 RV60)  Porque todos serán salados con fuego,  y todo sacrificio será salado con sal.

(Mar 9:50 RV60)  Buena es la sal;  mas si la sal se hace insípida,  ¿con qué la sazonaréis?  Tened sal en vosotros mismos;  y tened paz los unos con los otros.


(Luk 6:19 RV60)  Y toda la gente procuraba tocarle,  porque poder salía de él y sanaba a todos.

Luk 22:44  Y estando en agonía,  oraba más intensamente;  y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.



(Luk 14:34 RV60)  Buena es la sal;  mas si la sal se hiciere insípida,  ¿con qué se sazonará?


(Act 19:12 RV60)  de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo,  y las enfermedades se iban de ellos,  y los espíritus malos salían.

(Col 4:6 RV60)  Sea vuestra palabra siempre con gracia,  sazonada con sal,  para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.